Hola, me llamo Ana Karina y te agradezco que estés leyendo estás líneas. 

Nací en Venezuela, soy la menor de cuatro hermanos. Nuestros padres nos colocaron nombres históricos y literarios. Mís hermanos se llaman: Ulises, Marco Antonio y Julio César, me salvé de que me llamaran Cleopatra y continuar con la saga del imperio romano. Mi mamá quería llamarme María Eugenia, (la heroína la novela Ifigenia de Teresa de la Parra), pero a mí  papá le gustaba Anna Karenina (León Tolstói), y me llamaron Ana Karina. Ambas heroínas de carácter rebelde con historias que desafiaron a la sociedad de su época.

 

En mi caso, mi primer desafío fue enfrentar los ideales de mi mamá. Ella quería que estudiara administración o educación, pues ella pensaba que, si estudiaba ingeniería, sería muy difícil para mi encontrar empleo. Pues estudié ingeniería y encontré trabajo apenas presenté la tesis.

Desde pequeña me ha gustado leer, cuando niña me entretenía leyendo revistas de geografía, libros sobre historia universal y de Venezuela. Me imaginaba las pirámides, leía sobre Mesopotamia, visualizaba el Código de Hammurabi y todas esas maravillas. Lo mismo me pasaba con el arte. De esa época hacia adelante, la historia y el arte forma parte de mi vida. Me encanta los impresionistas, admiro a Da Vinci, Miguel Ángel, El Greco, Velázquez, Goya, Soto, Cruz Diez, Gego, Koons....

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 Me gusta leer biografías, y admiro profundamente a Francisco de Miranda “El Ilustre Americano". Tengo fascinación por las mujeres que han dejado un legado, tales como: Marie Curie, Mata Hari, Juana de Arco, Luisa Cáceres de Arismendi, Mary Shelley, Catalina La Grande, Isabel I Inglaterra, Madre Teresa, Coco Chanel y la legendaria Mrs. Albee, pues trabajé en Avon, y ella era la pionera en la venta puerta a puerta. 

Lo que no me imaginaba es que esos libros, enciclopedias y revistas, formarían un mapa mental de los lugares que conocería y de la manera de cómo enfrentaría la vida. Creo fervientemente en la educación, en la formación y en la vida centrada en valores. En mi familia, el estudio era importante y me crié en un ambiente donde la preparación académica era una prioridad. He aprendido que todo es posible, pero hay que creer en sí mismo, enfocarse en los valores, ser auténtico, honesto, responsable, soñar, creer, trabajar y actuar. En mi caso yo tengo una poderosa fe y capacidad de aceptación. Así compenso cuando las cosas no salen cómo uno espera.  Soy muy intelectual y tengo una mente aguda. Pienso que la vida esta llena de momentos y todo depende de la actitud y mirada al enfrentar nuestros desafíos.

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